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Fachada principal del Hospital Virgen de Valme de Sevilla, donde le fue diagnosticado el cáncer. R. C.
Indemnizan con 200.000 euros a una mujer que tardaron 13 meses en diagnosticarle un cáncer

Indemnizan con 200.000 euros a una mujer que tardaron 13 meses en diagnosticarle un cáncer

Aunque la masa tumoral se veía en la primera radiografía y tenía antecedentes familiares y dolores constantes, el médico de cabecera no pidió más pruebas

Lunes, 19 de mayo 2025, 12:19

El Servicio Andaluz de Salud (SAS) tendrá que indemnizar con 200.000 euros más intereses a una sevillana a la que la sanidad pública tardó trece meses en diagnosticar un cáncer cuya masa tumoral ya se apreciaba en la primera radiografía que le realizaron, pero a la que su médico de cabecera no dio más trascendencia.

El titular del juzgado contencioso administrativo número seis de Sevilla, aceptando en parte los argumentos de María Jesús Villalpando, abogada de la víctima y perteneciente al equipo de la asociación 'El Defensor del Paciente', considera probado que el retraso injustificado de más de un año en realizar un diagnóstico, durante el que no se le hicieron otras pruebas pese al continuo malestar comunicado por la enferma, permitió el crecimiento del tumor y aumento la posibilidad de que se infiltrase en zonas que después impidieron sus total extirpación.

En definitiva, impone la indemnización al SAS porque considera que los errores médicos han supuesto a la paciente una pérdida de sus expectativas de curarse de tan grave enfermedad. La sentencia ya es firme porque la condena no ha sido recurrida ni por la administración andaluza ni por su aseguradora.

El retraso permitió el crecimiento del tumor y empeoró las posibilidades de curación de la paciente, a quien no se le pudo extirpar toda la masa maligna

Los hechos juzgados se remontan al 19 de Julio de 2017, día en que L.M.C, una mujer de 43 años, acudió a su centro de salud, en el municipio sevillano de Alcalá de Guadaira. Presentaba dolor en la zona dorsolumbar, por lo que su médico le solicitó una radiografía, que pese a ser un medio poco detallado de diagnóstico para este tipo de enfermedad ya mostraba la existencia de una patología, algo que pasó desapercibido para el facultativo. Según los informes periciales, se veía de forma inequívoca una masa de unos diez centímetros, pese a lo que el médico no encargó dos pruebas indicadas que habrían permitido el diagnóstico, un TAC y una biopsia.

La paciente siguió acudiendo a su médico de atención primaria con sintomatología que iba a peor durante todo un año. Del dolor de espalda pasó a grandes dificultades para respirar y de los ahogos a sentirse una masa en el área lumbar, pero el médico no ordenó nuevas pruebas ni exploraciones pese a que el tratamiento que le puso para el supuesto dolor de espalda no la hacía mejorar. Siguió sin atender al contenido de la primera radiografía y tampoco tuvo en cuenta que la paciente tenía antecedentes de sarcoma (tumor maligno de tejidos como el músculo o los hueso) de su abuela paterna y de una tía.

En esta situación llegó al 9 de agosto de 2018. La paciente, con dolores y casi sin poder respirar, acudió al servicio de urgencias del Hospital Virgen de Valme (Sevilla), donde rápidamente le hicieron un TAC y le diagnosticaron un sarcoma. Habían pasado trece meses desde los primeros síntomas comunicados y desde una radiografía patológica que hubiese obligado a realizarle esa misma prueba radiológica un año antes.

Infiltración

La sentencia considera que, sin lugar a dudas, ese año largo de demora en una patología muy grave supuso para la paciente «una pérdida de expectativas de curarse». Cuando los cirujanos realizaron la operación para tratar de extirpar el tumor, la masa había crecido de los 10 centímetros a 14 y estaba infiltrada en otras estructuras corporales, lo que hizo imposible una resección completa y habilitó la sospecha de que pudiesen quedar células malignas en los bordes de la zona intervenida. Los peritos no aclaran si la infiltración fue consecuencia del año perdido, pero sí les resulta evidente que, en cualquier caso, favoreció la extensión de esa situación, que imposibilitó la opción de curación total.

Lo que si deja claro la sentencia es que la demora diagnóstica injustificada ha supuesto a la paciente un perjuicio terapéutico, teniendo que realizarle varias intervenciones quirúrgicas, que le han producido secuelas físicas de calado, y obligándola a tener que someterse, de por vida, a quimioterapia paliativa para tratar de evitar que el tumor se reproduzca a partir de los posibles fragmentos no extraídos con la cirugía.

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