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David Sánchez de Castro
Domingo, 4 de mayo 2025, 21:30
Oscar Piastri lo confirmó: es el caballo ganador de este año. El australiano lideró el doblete de McLaren en Miami con una autoridad letal. Solo durante las primeras vueltas pareció peligrar su victoria ante un Max Verstappen que terminó por claudicar. Lando Norris, blando como siempre, se conformó con el segundo puesto y unos buenos puntos que, aun así, no le sirven para recortar distancias. George Russell, siempre presente en estas lides, sumó otro podio más en 2025.
En cuanto a los españoles, Carlos Sainz cruzó la meta en novena posición, aunque su resultado quedó en el aire por dos investigaciones abiertas por los comisarios. Fernando Alonso, por su parte, volvió a dejar clara la preocupante realidad de Aston Martin: fue penúltimo, solo por delante de su compañero Lance Stroll. Peor, imposible.
La carrera arrancó con la amenaza de que cayeran rayos como si Thor estuviera de fiesta en Miami. En ese clima de incertidumbre, Verstappen demostró por qué ostenta el estatus que tiene. El tetracampeón se vio atacado a un lado por Norris y al otro por Piastri, quien a la postre fue su gran rival. Mientras el británico perdía el duelo con el de Red Bull, su compañero se mostró mucho más inteligente: se agazapó tras Verstappen, consciente de que tenía mejor coche, y esperó su momento.
Por detrás, saltaban chispas. El kamikaze Liam Lawson volvió a destrozar su carrera en un toque múltiple, Jack Doohan abandonó tras desllantar y Fernando Alonso, en una actuación sorprendentemente errática, trompeó cuando iba completamente solo. Al frente, comenzaba el cuerpo a cuerpo serio entre Piastri y Verstappen. El australiano, que ya ha adquirido gusto por el champán del ganador, sabía que podía derrotar al campeón. Le fue cocinando a fuego lento, apretando cada vez más, y metiéndole el coche con decisión curva tras curva. Hasta que Verstappen cometió un pequeño error. Suficiente. Piastri lo aprovechó con contundencia y se escapó.
Pero esa lucha dejó secuelas. Verstappen se quemó: con problemas de frenos y neumáticos en peor estado, acabó perdiendo también la posición con Norris. Eso sí, el británico volvió a demostrar su tibieza: cuando le insinuaron que podría recibir cinco segundos de sanción por adelantar fuera de pista, no dudó en devolver la posición a Verstappen. Nadie duda de que, en la situación contraria, Max habría tirado millas para neutralizar la penalización. Por suerte para Norris, no tuvo que esperar mucho para pasar de nuevo al neerlandés, completamente rendido. De hecho, Verstappen no solo cedió el segundo puesto: terminó fuera del podio, más pendiente del retrovisor que de lo que tenía por delante.
En un hecho inusual en los últimos años, dos coches rompieron motor en Miami: el Haas de Ollie Bearman y el Sauber de Gabriel Bortoleto. En ambos casos, las interrupciones ofrecieron oportunidades para cambios de neumáticos, pero fue la segunda la que alteró más el desarrollo estratégico. Muchas paradas fueron nefastas, pero McLaren salió reforzado: consolidó el doblete con la cuarta victoria del año para un Piastri implacable, seguido por Norris. Otra vez quedó claro quién manda en Woking.
Con la parte alta estabilizada, la emoción se trasladó a la zona media. En Ferrari, la tensión se dispara como un globo en el juego de la patata caliente del mítico Grand Prix. Charles Leclerc rodaba por delante de Lewis Hamilton, pero no lograba atrapar al joven Kimi Antonelli, sexto, quien a su vez no podía alcanzar al sorprendente Alex Albon, quinto. Las radios en la Scuderia echaban humo. Hamilton exigía, con formas algo agresivas, que le dejaran pasar para intentar dar caza al adolescente que le ha reemplazado en Mercedes. A falta de cuatro vueltas, y pese a que inicialmente le dieron vía libre, le ordenaron devolver la posición al monegasco. Furioso, cuando le informaron de que Sainz se acercaba por detrás, ironizó: «¿También quieres que le deje pasar a él?».
Y es que el madrileño firmó una carrera sólida: noveno en pista, con ritmo para estar ahí y beneficiado por lo ocurrido delante. Sus dos puntos, unidos a los de su compañero, suman doce para un equipo Williams que los saborea como oro puro. Y no fue sin batalla: Sainz y Hamilton llegaron incluso a tocarse en la última curva antes de meta. El español tuvo que esperar a los comisarios, ya que ese toque, unido a una posible infracción bajo bandera amarilla, lo dejó bajo doble investigación.
El desastre absoluto fue, de nuevo, Aston Martin. Sin ritmo, sin estrategia, sin velocidad, sin nada. Alonso terminó penúltimo y Stroll, último. Solo los cuatro abandonos les evitaron ser los colistas absolutos. La única buena noticia para los de Silverstone es que ya solo pueden mejorar. Porque, sinceramente, ir a peor parece ya imposible.
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